Kevin Paulson, Larry Kirkpatrick. 10 de octubre del 2016
[REVISED 10:43 a.m. PST]
“Hay quienes desarrollaron la idea de que a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de toda organización religiosa. Pero me ha instruido el Señor que en esta labor no hay tal cosa como que cada persona se mantenga independiente” (Testimonios, vol. 9, 258).
Planteamiento #1: Se ha sugerido que los primeros adventistas, bajo la dirección de James White se desplazó “desde una hermenéutica literal que sostenía que lo único admisible fuese lo que claramente establecía ls Escritura a una en que todo era permisible en tanto no contradijera la Biblia y estuviese en armonía con el sentido común”.
Respuesta:
White no sugería un cambio en la hermenéutica, sino que la iglesia continuase “perfecta[mente]” en el orden bíblico establecido en la Escritura (cf. Hechos de los Apóstoles, 88-92).
La Escritura ofrece orientación en relación con el orden y la organización de la iglesia:
Miembros – 1 Corintios 12:27 / 1 Pedro 2: 5 :: Piedras vivas
Iglesias – Tito 1: 5 :: Cada ciudad
Pequeñas regiones – Hechos 9:31 :: Judea, Galilea
Regiones mayores – 1 Corintios 16: 1; 2 Corintios 1: 1 :: Toda Acaya
Continentes – 1 Corintios 16:19 :: Asia
Participación de todos por representación – Hechos 15 :: Toda la Iglesia
Este planteamiento ignora el contexto del comentario de James White. Él se refiere a cosas que podrían mejorar el orden (como un boletín semanal de iglesia, o la publicación de la página impresa) que, aunque no está claramente establecida en las Escrituras, no se “opone a la Biblia, y es aprobada por el sentido común” (James White, “Yearly meetings” [Reuniones anuales], Review and Herald, 21 de julio de 1859, pág. 68, col. 2). El “perfeccionamiento” de la organización incluía la celebración de “conferencias anuales, y la acción sistemática de todo el cuerpo” (ibíd).
Planteamiento #2: Se afirma que las acciones actuales de la Asociación General (AG), como en los días de J. White, se modelan en un “poder regio”, al que Elena de White señaló no representando la voz de Dios en la tierra, y que las Uniones fueron establecidas para proteger (al resto de) la iglesia contra de un posible liderazgo erróneo de la Asociación General.
Respuesta:
Nada más lejos de la verdad. Es deber y responsabilidad de la AG ejecutar los votos aprobados por la iglesia mundial. Dichas acusaciones caen en la categoría del “hablar mal” y recuerdan a una de las tácticas utilizadas por la rebelión de Lucifer. Este planteamiento ignora el contexto. Elena de White es clara al afirmar que “a veces, cuando un pequeño grupo de hombres. . . en nombre de la Asociación General, intenta llevar a cabo planes imprudentes y limitar la labor divina, yo. . . ya no puedo considerar que la voz de la Asociación General, expresada por un puñado de hombres, sea la voz de Dios”. Las instrucciones destinadas a la reorganización fueron para corregir este aspecto, es por ello que tenemos Uniones. Elena de White continúa: “Pero ésto no quiere decir que las decisiones (tomadas) en una sesión de la Asociación General, compuesta por un conjunto de delegados debidamente convocados, representando todas las partes del territorio, no deban ser respetados. Dios ha ordenado que los representantes de su iglesia convocados de todas partes del mundo, cuando se reúnen en una Asociación General, tienen autoridad. El error que algunos están a punto de cometer, es en el de dar a la mente y el juicio de un hombre, o de un puñado de hombres, la plena autoridad e influencia que Dios ha conferido a su iglesia en el juicio y la voz de la Asociación General reunida para planificar para la prosperidad y el desarrollo de su obra” (Testimonios, 9: 260, 261).
En esta era de desarrollo de las comunicaciones y de los viajes rápidos, la iglesia es una comunidad global, en la que lo que se hace en una parte del organismo se puede experimentar en tiempo real en diversas partes del mundo. Por esta razón, la acción unida en relación con los diversos aspectos del ministerio se hace necesaria para que la misión avance de manera efectiva. Ciertamente, la selección o la sustitución de líderes es una de esas áreas donde se necesita una póliza unida, sobre todo luego de años de estudio y deliberación.
Planteamiento #3: Algunos sostienen que la ordenación no es aprobada en la Escritura o en el Espíritu de Profecía y, por ende, ni siquiera debería haber sido discutido en la sesión de la Asociación General. Sostienen que la Asociación General al adoptar medidas relativas a la ordenación, fue más allá de su jurisdicción. Estos proponentes desean que tanto el establecimiento de criterios y la selección de líderes se produzca en el ámbito de la Unión.
Respuesta:
La iglesia mundial jamás consideró que dicha postura tenga fundamento bíblico. La “Declaración de Consenso sobre la Teología Adventista de la Ordenación, “votada por el Concilio Anual del 2014, demuestra la base bíblica de nuestra comprensión de la ordenación, a la que la comisión de estudio TOSC “llegó en un alto grado de acuerdo relativo a una teología bíblica de la ordenación”, indicando que “los Adventistas del Séptimo Día entendemos la ordenación, en un sentido bíblico, como la acción de la Iglesia en reconocimiento público hacia quienes el Señor ha llamado y equipado para el ministerio de la iglesia local y universal” (https://www.adventistarchives.org/consensus-statement-on-ordination.pdf).
La acción tomada por la iglesia mundial en una sesión (debidamente) convocada (incluyendo a presidentes y laicos de asociaciones y uniones) rebate este planteamiento ya que fue elegida sobre la base de los delegados (por medio del) “estudio profundo de la Biblia, y de los escritos de Elena G. White y los informes de las comisiones de estudio sobre la ordenación …” (http://www.adventistreview.org/assets/public/news/2014-10/statement.pdf).
Cualquiera que sea la postura con respecto a quién debe ser ordenado, “El peligro para nuestra unidad no reside principalmente en quién ordenamos, o qué credenciales emitimos. El principal peligro radica en aceptar la posibilidad de una acción unilateral. Eso tiene implicaciones potenciales que van más allá de la cuestión inmediata. Sin embargo, si tuviéramos que sacrificar el principio general de representación, colegiada, en el fundamento de consenso en la toma de decisiones, si aceptáramos que las unidades organizativas pudieran actuar unilateralmente, entonces toda nuestra política eclesiástica y el sistema de gobierno de la iglesia estarían en peligro de fragmentarse (“A Study of Church Governance and Unity,” Secretariat, General Conference of Seventh-day Adventists, Septiembre del 2016 p. 41).
Si la Iglesia aceptase las confusas nociones de algunos proponentes, ¿qué habría de impedir que en un futuro las asociaciones ó misiones y las uniones promoviesen puntos de vista carentes de fundamento bíblico respecto a la autoridad profética, la Creación, el diezmo, el juicio investigador, o la conducta hacia un mismo sexo? De este modo, se abriría la puerta a creencias y prácticas que destruirían la proclamación mundial del Evangelio adventista.
Planteamiento #4: Se expresa temor porque vayamos a perder a nuestros jóvenes si no abordamos el tema de la coordinación y la estructura de la iglesia en la forma propuesta por este sector [opositor al status quo].
Respuesta:
Esta misma táctica de miedo se utilizó cuando se habló de la Doctrina del Santuario en la iglesia. Entonces éramos sólo 4 millones. Sin embargo, fue superado. Hubo pérdidas, pero ahora la membresía es de casi 20 millones. Afirmar la verdad no pierde, sino atrae a los jóvenes.
Planteamiento #5: Supuestamente, el voto adoptado por la AG en contra de permitir que las divisiones tomaran sus propias decisiones relativas a la práctica de la ordenación manifiesta un despliegue de “autoridad regia” y un criterio de autoridad descendente (de arriba hacia abajo) que imita “los errores más serios cometidos por la Iglesia Católica”.
Respuesta:
Este alegado desesperado es falso. La naturaleza interdependiente de la iglesia adventista hoy es más diversa y representativa que nunca antes. Décadas de estudio y deliberación de todos los niveles en todo el campo del mundo llevaron a la decisión adoptado en la AG en el 2015, y la decisión a tomarse en el 2016 debiera evidenciar nuestro compromiso en la toma de decisiones colectivas.
La opción es clara: el Documento de Unidad preparado por la Secretaría [de la AG] es un recurso poderoso y destacado por el respeto hacia las decisiones colectivas de la iglesia, por el respeto a la unidad de la iglesia y por el respeto a la organización de la iglesia. Es bíblicamente coherente y armoniza con los consejos del Espíritu de Profecía. La opción que tenemos por delante ya no es sobre la ordenación de damas al ministerio sino, si nuestra estructura eclesiástica continuará siendo interdependientes o seremos forzados hacia el congregacionalismo.